Constanza

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Ahora que el valle de Constanza está mermado en su comunicación por el cierre temporal de la carretera que la comunica con el Cibao desde el Abanico, autopista Duarte, causado por un derrumbe, conviene solicitar a las autoridades la puesta en vigencia de un plan nacional que preserve la sostenibilidad de las vías, ahorre recursos al erario e inconvenientes a la ciudadanía. 

Y, relacionado con Constanza, Robert Schomburgk, cónsul británico, atestigua que, en 1851, cuando la visitó, solo se producía ganado alimentado por pasto natural. Era así desde 1750. A pesar de eso, las hortalizas y las flores se daban muy bien. La excusa para no labrar la tierra era que de vez en cuando venía el "volcán", súbita bajada de la temperatura que quemaba la producción de flores y vegetales. 

La experiencia que narra es aleccionadora. Dice: 

"No fue pequeña mi sorpresa cuando un residente permanente de Constanza, un mulato de mucha inteligencia me trajo a la mañana siguiente una carretilla llena de comestibles que hubieran hecho honor al mercado de Covent Garden: tomillo, cebolla, puerro, apio, batatas, y otros productos tropicales, acompañado de un ramillete de rosas cien hojas, claveles y azucenas. Comencé a dudar de los efectos del "volcán" pero el señor Antonio me explicó el hecho de la manera siguiente: "Yo soy, comenzó diciéndome, nativo de San Juan, cerca de la frontera haitiana. La última guerra entre haitianos y dominicanos me privó de todo lo que tenía, y cuando Soulouque se acercó a la frontera de nuevo, resolví volar hacia estas apartadas lomas de Constanza. Cuando llegué a este lugar acompañado de mi familia, hace cosas de dos años, un maldito fenómeno de esos de que usted habla acababa de pasar por el valle dejando toda la vegetación destruida. Fue una visión triste para un hombre que pensaba asentarse aquí y cultivar la tierra para el sostenimiento de su familia. No obstante, puse buena cara al mal tiempo. Pensé que era mejor luchar contra la naturaleza que contra salvajes como los haitianos, quienes en la oscuridad de la noche caen sobre nuestras haciendas, raptan nuestros hijos, roban el ganado e incendian nuestros "bujíos". Así, me arrodillé y recé a Nuestra Señora de la Merced, quien me ha oído, pues desde que vine aquí no ha aparecido el "volcán" destructor en todo el valle. Sin embargo, tengo que salir de aquí, porque soy el único que trabaja y el resto quiere vivir de mí, y mis conucos son constantemente robados".

Un siglo después del recorrido que hizo Schomurgk, en 1955, llegaron grupos de españoles y japoneses que se ubicaron en Constanza, transformaron la agricultura, la tecnificaron y convirtieron a la comunidad y pueblos aledaños en la fuente básica de suministro de vegetales y flores. Hubo también una colonia húngara, pero no pudo asimilarse a las condiciones imperantes.

A los dominicanos establecidos en el alto valle les faltaba capital, conocimientos, tecnología, predisposición, voluntad, y resolución de vivir del esfuerzo propio por medio de la innovación y la inversión. Por eso tuvieron que recibir el impacto estimulador de población extraña para reaccionar, como lo han hecho. 

Los españoles y japoneses provocaron una revolución agrícola, cuyo resultado positivo aún se observa. Y también comercial, puesto que expandieron el mercado nacional con la oferta de frutas y vegetales que antes no se comercializaban por falta de existencia o desconocimiento. Cada proceso tiende a agotarse. Hay que seguir innovando y complementando. 

Constanza es una joya enclavada en lo alto de la cordillera central. Lo es por su localización, temperatura, belleza del paisaje, calidad de sus tierras. Un oasis capaz de suplir las necesidades de frutas, vegetales y flores de clima fresco que demanda la República Dominicana, pero muy afectada por la erosión, el uso dispendioso del agua y la utilización de sus mejores tierras agrícolas para edificaciones de cemento, almacenes y asfalto.

Un complemento que adicionaría valor es el turismo, incluyendo el de salud y residencias para la tercera edad, con enorme potencial. Sin embargo, su desarrollo demanda la existencia de bosques poblados, medio ambiente limpio, despejado, conducta ciudadana compatible con la buena convivencia, erradicación del ruido, carreteras bien mantenidas, calles despejadas, red de salud de calidad. 

Conciliar estos aspectos exige una dotación de servicios confiable, educación mediana, cumplimiento del deber por parte de las autoridades para que dejen de hacerse de la vista gorda tolerando lo inadmisible. 

Es un reto, pero no mayor al que pudo afrontarse hace casi ya tres cuartos de siglo con la revolución agrícola y comercial que se produjo. Se requiere de iniciativas que complementen o refuercen el ciclo que tiende a agotarse.

FUENTE: DIARIO LIBRE

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