Washington, D.C. – La comunidad internacional se encuentra consternada tras el asesinato a tiros de dos jóvenes miembros del personal diplomático israelí en Washington. Yaron Lisinsky, de 28 años, y Sarah Lynn Milgrim, ciudadana estadounidense de origen judío, fueron abatidos este miércoles al salir del Museo Judío de la capital estadounidense, donde asistían a un evento organizado por el Comité Judío Estadounidense.
Ambos trabajaban en la embajada de Israel y mantenían una relación sentimental. Según confirmó el embajador israelí Yechiel Leiter, la pareja planeaba comprometerse en los próximos días. “Yaron había comprado un anillo para pedirle matrimonio a Sarah durante un viaje a Jerusalén programado para la próxima semana”, reveló conmovido el diplomático. La embajada compartió una fotografía de los jóvenes, a quienes describió como “compañeros entrañables, llenos de vida y con un futuro prometedor”.
El ataque ocurrió a escasos metros de la sede diplomática. Testigos relatan que el agresor, identificado como Elías Rodríguez, de 30 años, se acercó al grupo de diplomáticos y abrió fuego sin previo aviso. Fue detenido poco después mientras gritaba consignas en apoyo a “una Palestina libre”.
La respuesta internacional no se hizo esperar. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, condenó el crimen calificándolo como “un acto repugnante, cobarde y antisemita”, y aseguró que las autoridades harán justicia. Por su parte, el presidente de Israel, Isaac Herzog, expresó su profundo pesar y lo definió como “un crimen de odio infame”. “Ni el terror ni el odio socavarán nuestra determinación”, afirmó.
Desde Jerusalén, el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó reforzar la seguridad en todas las misiones diplomáticas de Israel en el extranjero. “Este ataque es una trágica evidencia del precio que cobra el antisemitismo y la incitación violenta contra Israel”, declaró.
Mientras las autoridades investigan si Rodríguez actuó solo o con cómplices, las muestras de solidaridad y duelo se multiplican en todo el mundo. Amigos, colegas y líderes internacionales rinden homenaje a Yaron y Sarah, dos jóvenes que fueron víctimas del odio justo cuando comenzaban a construir una vida juntos.
