Israel ordenó el sábado nuevas evacuaciones en la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, obligando a miles de personas más a desplazarse mientras se prepara para ampliar sus operaciones. Sus fuerzas avanzan también a una zona del norte del enclave donde el grupo insurgente Hamás se ha reagrupado, añadió.
Israel ha evacuado ya el tercio oriental de Rafah, llevando su campaña hasta los límites del centro de la poblada ciudad, aunque su avance no ha sido, por el momento, la invasión a gran escala que se había anticipado.
La orden coincidió con un momento de fuerte oposición y críticas internacionales. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que no proporcionará armas ofensivas a Israel para Rafah, y el viernes Washington señaló que había evidencias “razonables” de que su aliado había incumplido la ley internacional que protege a los civiles en la forma en la que llevó a cabo su guerra contra Hamás, la declaración más contundente de la Casa Blanca sobre esta cuestión.
Naciones Unidas y otras agencias llevan semanas advirtiendo que un asalto israelí sobre Rafah, que está en la frontera con Egipto y cerca de las principales vías de entrada de ayuda, paralizaría las operaciones humanitarias y causaría un desastroso incremento de víctimas civiles.
Más de 1,4 millones de palestinos — la mitad de la población de Gaza — se habían refugiado en Rafah, la mayoría tras huir de la ofensiva israelí en otras zonas. Considerada el último refugio en la Franja, las evacuaciones están obligando a los palestinos a desplazarse hacia el norte, a zonas arrasadas en ataques israelíes previos. Las agencias humanitarias estiman que unas 110.000 personas se habían marchado hasta el sábado, y que la última orden elevará esa cifra en otras 40.000.
La población ha tenido que desplazarse en varias ocasiones y quedan pocos lugares a los que ir en el asediado enclave. Quienes se marcharon a principios de semana levantaron nuevos campamentos de tiendas de campaña en la ciudad de Jan Yunis — que quedó medio destruida en una ofensiva anterior — y en Deir al-Balah, poniendo a prueba la infraestructura.
Georgios Petropoulos, que trabaja para la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en Rafah, dijo que los trabajadores humanitarios no disponen de suministros para ayudarles a instalarse de nuevo. “Simplemente, no tenemos tiendas, no tenemos mantas, ni ropa de cama, ni ninguno de los artículos que cabría esperar que una población en movimiento pudiera recibir del sistema humanitario”, afirmó.
Las tropas israelíes capturaron el lado gazatí del paso fronterizo de Rafah con Egipto, lo que forzó el cierre del cruce, el principal punto de entrada de combustible al territorio.
El Programa Mundial de Alimentos ha advertido que se quedará sin nada que repartir en el sur de Gaza el sábado, apuntó Petropoulos. Otros grupos señalaron que el combustible se acabará pronto, lo que obligará a los hospitales a suspender actividades críticas y paralizará la distribución de ayuda en el centro y el sur.
En el norte de la Franja, donde Hamás parecía haberse reagrupado una vez más en una zona donde Israel ya había lanzado duros ataques, se estaban registrando intensos combates. Un portavoz del ejército israelí, Avichay Adraee, dijo a los palestinos en las ciudades de Jabaliya y Beit Lahiya, y en sus inmediaciones, que se marchen de sus hogares y vayan a refugios en el oeste de la Ciudad de Gaza, y advirtió que están en “una zona de combate peligrosa” y que sus tropas van a atacar con “gran fuerza”.
Esta semana surgieron enfrentamientos también en la zona de Zeitoun, a las afueras de la Ciudad de Gaza.
El norte del enclave fue el primer objetivo de la ofensiva terrestre israelí y el país declaró a finales del año pasado que había desmantelado prácticamente la estructura de Hamás en la zona.
Según la agencia de la ONU que ayuda a los palestinos en Gaza, UNRWA, las órdenes de evacuación en Rafah y Jabaliya afectaban a unas 300.000 personas, pero la cifra podría ser mayor ya que son zonas muy urbanizadas.
“Estamos extremadamente preocupados por que las órdenes de evacuación hayan llegado tanto al centro de Rafah y Jabaliya”, dijo Louise Wateridge, vocera de la UNRWA en Rafah, a The Associated Press.
En respuesta al reporte estadounidense, Ophir Falk, asesor de política exterior de Netanyahu, dijo el sábado a la AP que Israel actúa de conformidad con las leyes de los conflictos armados y que el ejército toma amplias medidas para evitar las víctimas civiles, como alertar a la población de inminentes operaciones militares mediante llamadas telefónicas y mensajes de texto, y facilitando mapas de las zonas seguras.
En el vecindario de Shaboura de Rafah, se trabajaba sin descanso empacando pertenencias y preparando la marcha. Los palestinos están siendo enviados a lo que Israel ha calificado como zonas humanitarias seguras a lo largo de la zona costera de Muwasi. Pero el lugar ya está abarrotado por unas 450.000 personas y las condiciones de vida son miserables ya que el asentamiento, que está lleno de basura, no cuenta con instalaciones básicas.
Mientras, los ataques en la Franja no cesan.
Al menos 19 personas, entre las que había ocho mujeres y otros tantos menores, murieron durante la noche en tres ataques diferentes en el centro de Gaza que alcanzaron las localidades de Zawaida, Maghazi y Deir al Balah, según dijo el hospital Mártires de Al Aqsa en Deir al Balah y un reportero de The Associated Press que contó los cadáveres.
La campaña israelí en Gaza se ha cobrado la vida de más de 34.800 personas, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, cuyo conteo no distingue entre víctimas civiles y combatientes. Gran parte del enclave ha sido destruido y alrededor del 80% de su población se ha visto obligada a abandonar sus hogares.
La guerra comenzó el 7 de octubre cuando Hamás lanzó un ataque sobre el sur de Israel en el que los insurgentes mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 250 más. Israel dice que los insurgentes tienen aún a alrededor de 100 rehenes y los restos de más de 30 más.
FUENTE: EL DÍA