La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) de EE.UU. llevó a cabo una investigación sobre la muerte de una trabajadora de Piedmont Airlines, aerolínea subsidiaria de American Airlines, que tuvo lugar el pasado 31 de diciembre en el aeropuerto regional de Montgomery, en el estado de Alabama.
El organismo determinó que Courtney Edwards, de 34 años, madre de tres niños, fue succionada por el motor de un avión lleno de pasajeros poco después de su aterrizaje. Según el informe preliminar, la aeronave tenía una unidad de energía auxiliar que no funcionaba y el piloto decidió conectarse a una unidad de potencia en tierra, optando por «dejar ambos motores en funcionamiento durante el período requerido de enfriamiento, de dos minutos».