No es la primera vez que mpox salta a primera plana. Ya en 2022, cuando todavía se hablaba de «viruela del mono», o «viruela símica», la organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una emergencia internacional. Ahora ha vuelto a hacerlo.
Pero el virus inquieta, incluso más que hace dos años, porque el actual brote, que comenzó en la República Democrática del Congo y se ha extendido a varios países africanos, pertenece a una variante más agresiva y presenta más vías de contagio que la anterior, en la que se hablaba principalmente de contacto sexual como vía de transmisión.
Este jueves se reportó en Suecia el primer caso de esta nueva variante fuera de África. ¿Estamos ante el peligro de una nueva pandemia, como la de COVID-19? El Dr. Felix Drexler, virólogo y profesor de la Clínica Universitaria Charité, de Berlín, reflexiona un momento antes de responder: «No lo sé, creo que no. No inmediatamente, y seguro que no en las mismas dimensiones».
Explica que el nuevo brote de mpox ya lleva varios meses en África, y todavía no ha llegado a todas partes del mundo. «¿El COVID tardó cuánto, dos semanas, en estar en todo el planeta?», recuerda el especialista. «El mpox es menos transmisible. A pesar de que estamos viendo, obviamente, esta alta patogenicidad. Los datos iniciales indican que es una variante bastante peligrosa para menores, lamentablemente. Pero no sabemos mucho», agrega. En el caso del COVID, había personas asintomáticas que podían propagarlo. «En cuanto al mpox, todavía no sabemos muy bien cuál sería la proporción de personas contagiosas, pero aparentemente sanas. Eso se aprenderá enseguida», dice.
«¿Dónde están los cambios?»
En América Latina hubo casos de viruela símica en 31 países y territorios, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en 2022. «Ahora aparentemente no hay noticias de casos, y si los hay, seguramente no son graves, porque eso lo habríamos detectado en la región», dice el virólogo alemán. Sin embargo, no hay motivo para bajar la guardia. «Todavía no es una amenaza directa, pero hay que recordar que estamos viviendo en un mundo muy conectado».
Lo grave es que, una vez más, quedan en evidencia los déficits en materia de sanidad, a juicio del especialista, que tiene una gran experiencia profesional en América Latina, donde también ha llevado a cabo proyectos para combatir el COVID y el zika. «Para mí, es muy triste ver que seguimos mal preparados, después de una pandemia de años. ¿Dónde están los cambios en la inversión en salud, en la forma de prepararse para emergencias?»
Eso no solo se aplica al caso del mpox. Drexler pone también otro ejemplo: «Estamos viendo un aumento de casos dramático de la fiebre de Oropouche en América … es un virus que conocemos desde los años 60 del siglo pasado. ¿Cómo puede ser que estemos mal preparados?», se pregunta Drexler.
Lección no aprendida
Por lo visto, a nivel general, la lección del COVID no se aprendió debidamente. Ello no ocurre solo en América Latina, pero se echan de menos mejoras sustantivas, sobre todo en la capacidad de respuesta regional a una emergencia. El virólogo alemán cuenta, por ejemplo, que llevó la primera prueba PCR para detectar el mpox a Bolivia, hace aproximadamente medio año.
«América Latina tiene que abrir los ojos y ver cómo prepararse como región», subraya el especialista de la Charité. Menciona, concretamente, el tema de las vacunas. Los casos severos de mpox afectan en general a personas jóvenes y niños, no inmunizados por la vacuna contra la viruela, que dejó de aplicarse en la década de 1970. Esta vacuna ofrece protección cruzada y es posible que pronto se cuente también con inmunización específica, incluso para la nueva variante de la viruela símica.
«No es que toda América tenga que vacunarse. Pero es bueno invertir en preparación en la región. Muchos países de América Latina dejaron de producir vacunas en los años 60, 70, 80…. Colombia es un ejemplo. Casi todo el mundo confió en el mercado. Pero la pandemia de COVID nos mostró que el mercado no siempre garantiza un acceso», dice Drexler.
Y subraya: «Yo estoy totalmente en contra de la idea de que cada nación tiene que solucionar las cosas por sí sola, porque así estamos desperdiciando un montón de recursos. La región tiene que estar preparada, tiene que estar unida».
FUENTE: DIARIO LIBRE